domingo, 20 de enero de 2013

Velas de Viento: Capítulo 5

Hola :)
Siento mucho haber tardado tanto en subir capítulo, pero bueno, este os lo he dejado largo y además creo que en este se descubren muchas cosas. Espero que os guste :)
Por cierto, para darle un poco de vidilla al blog creo que voy a empezar a hacer reseñas de los libros que me lea ¿qué os parece la idea?



Ben y Johanna se sentaron en las sillas de respaldo alto y esperaron a que el capitán procediese. Antes de sentarse él, primero corrió las cortinas de la sala para que entrase menos luz y no les molestase el sol. Después se acomodó sobre una silla enfrente de sus alumnos.

-¿Has hecho lo que te dije, Johanna?-Preguntó a su hija mirándola por primera vez desde que había entrado. Sus ojos eran de un azul muy claro, como el hielo, pero no eran fríos en absoluto. Johanna tenía la sensación de que su padre era capaz de ver a través de ella y descubrir si le estaba mintiendo.

-¿Te refieres a limpiar la cubierta?-Preguntó ella con un deje de desdén.-Sí, lo he hecho.

-Y entiendes por qué te lo mandé, ¿verdad?

-Por pegarle un puñetazo a Peter en el ojo.-Contestó Johanna con amargura.

-Exacto. Sabes que las peleas en el Velas de Viento están totalmente prohibidas. Si hubieses sido un marinero normal, habrías sido expulsada de mi tripulación sin contemplaciones. El buen funcionamiento de un barco se basa en la convivencia, cosa imposible de conseguir si cada uno saltase a la mínima provocación.

-¡Pero él estaba insultando a mamá!-Cortó la joven.-Tú también deberías estar enfadado y no permanecer ahí pasmado. ¡Echa a Peter del barco!

-Johanna, no me interrumpas.-La reprendió su padre.-Seguro que nada de lo que estaba diciendo sobre tu madre era cierto.

-¡Eso yo no lo sé! Tú nunca me cuentas nada sobre ella. Probablemente os conocisteis en un burdel y tú te la trajiste al barco para no tener que separarte de ella. Luego nací yo y mamá murió, y por eso me has tenido que criar tú en un barco como este.-Soltó Johanna, dejando escapar toda su furia y frustración de golpe.

El capitán John negó con la cabeza.

-No sé de dónde te has sacado esa historia, pero te aseguro que no es verdad. Tu madre y yo no nos conocimos en un burdel.

-Pues lo dice todo el mundo.-Murmuró Johanna.

-¿Todo el mundo es Peter? ¿Le pegaste por decir eso?

Johanna asintió. En realidad Peter había dicho cosas peores, pero no le apetecía repetir sus palabras. El capitán suspiró.
-Hija, no te creas todo lo que diga la gente. Tu madre era una mujer amable, valiente y honorable, y además era de buena familia, pero cuando nos conocimos se encontraba sola. Me enamoré de ella y por eso me la traje al barco, para cuidarla. Pero no lo debí de hacer muy bien, porque nada más nacer tú, murió de unas fiebres de verano sin que pudiese evitarlo.

Johanna se quedó un rato callada, pensando en lo que había dicho su padre.

-Entonces, ¿mamá no era, ya sabes...?

-No.-Terció su padre.-Tu madre y yo nos conocimos en la playa, en Ragusa.

Johanna asintió. Ragusa era una de las ciudades costeras más grandes del país.

-Espero que no vuelvas a perder los nervios de esa manera.-Continúo su padre.-Reserva tu furia para las batallas de verdad.

Alguien estornudó al lado de Johanna. Ella se sobresaltó del susto y cuando se giró vio que Ben seguía ahí sentado. La chica se había olvidado totalmente de él durante la conversación con su padre. Ben, pese a ser un chico corpulento, era bastante capaz de pasar desapercibido, desde luego.

-Perdón.-Murmuró Ben sonándose los mocos con un pañuelo que ya necesitaba un buen lavado.

-Bien, no nos hagamos más de rogar y comencemos.-Dijo el capitán. Acto seguido, extendió un enorme mapa sobre la mesa.-Johanna, dime la posición de barco actuamente.

Johanna se mordió el labio pensativa. Se suponía que sus deberes eran mirar cada noche y cada mañana la posición de las estrellas y del sol y tener en cuenta de qué lado soplaba el viento y con qué fuerza para calcular la ruta que seguía el barco. Al final, confió en la suerte y señaló un punto al azar en el mapa. Lanzó una mirada interrogativa a su padre y esté negó con la cabeza.

-¿No sabes dónde estamos, verdad?-Inquirió el capitán.

Johanna se paró un momento a pensar en serio, pero en seguida desistió. Hacía dos días que no consultaba la brújula y no se acordaba por dónde había salido el sol esa mañana, pero calculaba que viajaban en dirección noreste. Sin embargo, no recordaba dónde se había encontrado el barco en su última lección y tampoco se había parado a pensar en la fuerza del viento. Al ver que no contestaba, su padre recurrió a su otro alumno:

-¿Ben?

Sin vacilar un instante, Ben señaló un punto en el mapa con su rechoncho dedo, bastante alejado del que había dicho Johanna al principio.

-Bien, Ben, lo has clavado.-Felicitó el capitán.-Explica cómo lo has hecho.

-Pues haber...-Comenzó el chico con timidez.-Hace dos días, cuando fue la última clase, el barco estaba aquí.-Señaló otro punto en el mapa.-La dirección no ha cambiado, seguimos avanzando hacia el noroeste, aunque esta noche se ha desviado en unos pocos grados hacia el este. El viento no es fuerte, no más de 10 nudos, pero tenemos desplegadas las velas en su totalidad. Es posible que hayamos avanzado un poco menos, aunque estoy bastante seguro de que estamos por esta zona.
El capitán John le dirigió una mirada de aceptación y Johanna una mirada de odio. Ben no hacía otra cosa que dejarla mal a ella.

-No lo entiendo.-Protestó la chica.-No entiendo por qué tenemos que estudiar estas chorradas si nosotros somos piratas y ser un pirata consiste en luchar y en robar.

-Johanna, para.-Recriminó su padre.-Es cierto que el Velas de Viento es un barco pirata, pero después de toda tu vida en él ya deberías saber que no es en eso en lo que consiste ser un pirata. La piratería no se basa tan solo en saber manejar una espada; también implica saber tripular un barco, trabajar en equipo, tener presencia, aprender historia para no volver a cometer los errores del pasado, hacer tratos y regatear con los demás barcos piratas de la zona, saberse al dedillo el significado de todas las banderas para no arriesgarse al abordar otro barco...Y todo eso no lo aprendes luchando y robando.

Johanna ni se acordaba de cuántas veces había tenido ya esta misma conversación con su padre. Como siempre, bajó la cabeza y no replicó, pero no se dio por convencida. Sabía que el capitán esperaba que ella heredase algún día su puesto y por eso la exigía tanto, pero Johanna solo se interesaba por las clases de esgrima, lo demás le daba igual. Cuando fuese capitana, ya le encargaría a alguien todos los trabajos aburridos.

El capitán John suspiró y se tiró de la barba. Tal vez sospechaba lo que pensaba su hija.

-En fin, dejemos este tema. Johanna, ¿Sabes al menos hacia dónde nos dirigimos?

La chica sonrió satisfecha, esta se la sabía, y no por observar la dirección del barco o la fuerza del viento, si no por la comida. Siempre que comían guiso de pescado, patatas y zanahoria durante más de una semana iban al mismo sitio.

-Vamos a la Isla de los Cangrejos o Isla de los Piratas, como también se la conoce, a por provisiones.-Contestó segura. Acto seguido, señaló la isla en el mapa.

Era una solitaria isla en medio del mar que solo conocían los piratas y los mercaderes corruptos. Estaba bastante alejada de cualquier pedazo de tierra firme y no pertenecía a ningún país. Se regía por las normas de los piratas, donde si cometías un crimen eras arrojado al mar y suerte para que algún capitán te aceptase en su tripulación después.

-Sí, correcto, llegaremos allí en unos tres días si todo va bien.-Dijo el capitán.

Acto seguido, se levantó y cogió dos gruesos libros de la estantería. Uno de ellos, forrado en color azul y con el título “Por qué los barcos se mantienen a flote y la causa de que se hundan” escrito en letras plateadas se lo tendió a Ben. El segundo, de color burdeos y de título “Anne Bonny, la historia de una mujer pirata” se lo tendió a Johanna.

-Leeros estos libros, creo que los vais a encontrar interesantes. Podéis iros.

Ben y Johanna se levantaron a la vez y salieron del camarote. Ben ya estaba ojeando su libro con avidez y pasando páginas rápidamente. La chica se despidió de él y se dirigió a su propio camarote a dejar su libro. Este no era tan grande ni lujoso como el del capitán, pero tampoco estaba mal. Tenía una cama, un escritorio, una silla, un tocador y un aseo para ella sola, más de lo que muchos disponían. Dejó el libro sobre el escritorio sin dedicarle siquiera un vistazo. No le gustaba leer y le fastidiaba que su padre les pusiese ese tipo de tareas.

10 comentarios:

  1. Estaría genial que publicases alguna reseña!
    Por cierto: otro capítulo genial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias :) Ya tienes la primera reseña, por si la quieres leer.

      Eliminar
  2. Me acabo de leer los cinco capítulos de golpe... Dios mío, me encanta esta historia *O*.
    Justo hoy acabo de ver Piratas del Caribe, y tenía unas ganas terribles de escribir una historia del tema... Creo que por ahora me contento por leer la tuya jajaj.
    ¡Un beso, Luba!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaja muchas gracias :) Es que a mi me encantan los piratas desde que era chiquitilla, y claro, también me gusta piratas del caribe (la imagen de arriba es de la peli) xD

      Eliminar
  3. Está muy bien como siempre! :D A mí me interesa eso de las reseñas para en un futuro, leerme esos libros ^^
    Besos Luba! :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias! :D Ya tienes la primera reseña, por si quieres leerla :)

      Eliminar
  4. MmMmm que no le gusta leer, eso tendras que cambiarlo corazón!
    http://macherieladyartiste.blogspot.com.es

    ResponderEliminar
  5. Y no le gusta leer! haha
    Son piratas!! :O wow!
    Va muy bien! Me gusta, Me gusta :D

    ResponderEliminar