Este es el últimos de los relatos cortos que tenía escritos y que valían la pena. A ver si os gusta :)
El
rítmico golpeteo de la lluvia en el cristal me calmaba y
curiosamente hasta me reconfortaba. Podía incluso decir que me
sentía feliz. No era una felicidad de esas que te hacen saltar y
reír, pero si que sentía esa cálida semillita de esperanza
creciendo en alguna parte dentro de mi. Sí, aquel día me sentía
terriblemente optimista. Lentamente me levanté haciendo chirriar los
muelles de la cama y me asomé a la ventana. Las frescas gotas de
agua me salpicaron en la cara y me despejaron la mente. La vista no
era precisamente la mejor, en invierno no era más que un páramo
desierto; pero en primavera, el campo florecía y era de lo mejor de
este lugar aparte de los días de lluvia. Así se repetían las
estaciones: invierno, primavera, verano y otoño en un ciclo infinito
y previsible. De repente oí un “puf” y la bombilla que colgaba
del techo se apagó, dejando la estancia sin luz artificial y tan
solo iluminada por la escasa luz que entraba del exterior.
Tan
súbitamente como se apagó la bombilla, explotó mi pequeña y
artificial burbuja de felicidad en la que me había refugiado, y pude
sentir como la rabia me crecía en el interior. Perdiendo el control,
tire la silla de una patada, y después empecé a gritar con la voz
ronca de no usarla en mucho tiempo. Me desplomé en el suelo,
convirtiendo mi rabia en llanto, como suele pasar. Me quedé así,
tumbada en el suelo en posición fetal agotada y conteniendo los
sollozos con las rodillas apretadas contra el pecho. De repente, una
idea se me vino a la mente. No era una idea buena, ya que había
salido de la desesperación, pero era una idea y hacía mucho que no
tenía ninguna. Así que decidí aprovecharlo.
Me
acerqué a la ventana y las gotas de lluvia se confundieron con mis
lágrimas. Un último pensamiento cruzó mi mente: “libertad”.
Con una tremenda facilidad me apoyé en la repisa y respirando hondo,
salté.
Sentí
como les ganaba en velocidad a las gotas de lluvia que también
caían. Sin sentir dolor, me fundí con ellas; y antes de llegar al
suelo, yo ya era agua.
Es precioso Luba, y muy muy emotivo, al menos para mí
ResponderEliminarSé que no es un comentario largo, pero es para lo que doy estos dias
Un besazo
Muchas gracias, Beid :)
EliminarEs triste, pero hermoso. Me encanta como escribes, de verdad!
ResponderEliminarYo te segui en Asi lo ve Peeta, asi que te seguire en este tambien, jejeje
Por cierto, que sepas que me encanto ese blog, y me diste la insipiracion para hacer lo mismo, pero con la saga de Percy Jackson. ME afilias? :D En realidad tengo dos, pero si quieres solo uno, que sería el de Percy ( http://campamentohijosdelosdioses.blogspot.com.es/ ) Y bueno, este es el otro historiasquetellegaranalalma.blogspot.com
Besos!
Claro, te afilio en cuanto ponga lo de afiliados :)
EliminarBastante buena, de verdad. Te felicito enormemente, se ve que tienes un gran talento y que bien que lo des a conocer. Saludos y éxitos siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias :)
EliminarBueno comento un poco tarde pero es cuando he descubierto tu blog y he empezado a curiosear y el.caso es que...NO PUEDO PARAR!.
ResponderEliminarEste relato sin duda me encanta, me siento identificada ya que mis rabietas son asi.
DOY YUYU EEEEE.
Bueno pues eso que me encanta los relatos, el blog y TÚ ♥
BESITOS DE NUTELLA!
Jajajaja muchas gracias, de verdad!! :D
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