viernes, 4 de enero de 2013

Velas de Viento: Capítulo 3



Hola :) ¿Qué tal, gente? Feliz año a todos ^^ He terminado el tercer capítulo, venga, a ver si os gusta:


 Era una estancia grande, la más grande en todo el barco si no se contaba la cubierta. El comedor se componía de tres de mesas de madera vieja dispuestas en paralelamente donde se reunía toda la tripulación para las comidas o para pasar el rato, así que siempre solía estar lleno. Una serie ventanas pequeñas colocadas a los laterales dejaban entrar la luz, pero como esta no solía ser suficiente, siempre había velas encendidas puestas sobre las mesas que inundaban la estancia con un cálido resplandor dorado. El comedor olía a una mezcla de tabaco, ron, sudor y guisos de comida; pero a Johanna no le molestaba.

Las cocinas conectaban con el comedor por una puerta lateral. Dick y Johanna se dirigieron hacia allí. La cocina y la despensa era la misma estancia y siempre encontrabas a cuatro mujeres allí, las únicas en el barco aparte de Johanna y que se encargaban de hacer la comida, fregar los platos y limpiar el comedor. Para soportar la vida en el barco rodeadas de hombres, estas habían adoptado una fortaleza digna de cualquier guerrero: las cuatro eran mujeres duras y más te valía no infravalorarlas si no querías acabar con un tenedor en el ojo. En otra vida habían sido ladronas, estafadoras y cosas peores; como todos en el barco, ellas también tenían un pasado oscuro y humillante. Johanna las admiraba por su fuerza y determinación y, por supuesto, pensaba que eran tan válidas como cualquier hombre para realizar los trabajos que estos hacían. Sin embargo, por ser mujeres, quedaban relevadas a las cocinas. Esta era una de las normas del Velas de Viento, Johanna era una excepción gracias a su padre.

Misa, la cocinera jefe y la más mayor de las cuatro, les señaló una cazuela que hervía a fuego lento.

-¡Hoy hay guiso, como todos los días! Servíos sólo un tazón, andamos escasos de provisiones.-Anunció con su vozarrón grave.

Dick y Johanna hicieron lo que les decía, aunque llenaron su tazón hasta el borde. Cada uno cogió una hogaza de pan duro para acompañar el guiso. Al salir, Misa le dio disimuladamente a Johanna un trozo de cecina salada sin decir nada. Johanna se lo agradeció con la mirada y se lo guardó en el bolsillo para comérselo más tarde, la carne era un bien escaso en épocas como aquella. A Johanna le caía bien Misa, la mujer llevaba en el barco mucho tiempo y siempre tenía historias interesantes que contar de cuando era joven.

De vuelta al comedor, se fueron a sentar en el mismo sitio de siempre, el rincón donde se reunían los grumetes más jóvenes. En realidad podían sentarse donde quisieran, pero preferían estar con gente de su misma edad.

-¡Joe!-Llamó alguien antes de que pudiesen sentarse.

Johanna se giró buscando al que la reclamaba. Todos en el barco la llamaban Joe, excepto su padre, por eso ya estaba acostumbrada a responder por aquel nombre.
El que la había llamado era el contramaestre jefe, Lenny, aquel que se encargaba de mantener el barco en buen estado.

-¿Vienes?-Le preguntó Johanna a su amigo.

-No, ve tú. Nos vemos luego.-Se despidió Dick y fue a reunirse con los demás.

Johanna se dirigió hacia donde estaba sentado Lenny. Comía sólo en un rincón, como casi siempre, y ese día parecía preocupado. La chica se preguntó para que querría hablar con ella.
-Hola, Lenny.-Saludó.

Él señaló con la cabeza en sitio libre frente a él y Johanna se sentó. El hombre tenía un tazón de guiso frente a él, pero no comía nada. Tan sólo se dedicaba a darle vueltas con la cuchara, como esperando encontrar en la solución a todos sus problemas en la sopa. Johanna decidió que si no quería comer, allá él, pero ella tenía hambre. Arrancó un buen pedazo de pan y lo sumergió en el caldo para luego comérselo. Aunque estaba bueno (era guiso de pescado, patatas y zanahoria), resultaba repetitivo comer lo mismo todos los días.

-¿Para qué me querías?-Preguntó Johanna entre bocados.

Lenny levantó la mirada de su tazón y miró a Johanna a la cara. Ciertamente parecía cansado: bajo sus ojos castaños se perfilaban unas profundas ojeras que le daban aspecto de lunánico, estaba sin afeitar y el pelo negro lo llevaba más enmarañado que de costumbre.

-¿Qué tal está tu padre?-Preguntó al cabo de un rato.

-Seguirá enfadado conmigo, supongo.-Contestó Johanna. No entendía bien a qué venía la pregunta.

-Cosas malas están por venir.-Dijo Lenny con voz lenta y pausada. Seguía mirando fijamente a Johanna y a ella le estaban empezando a dar escalofríos.

-¿Qué tipo de cosas?

Lenny sacudió la cabeza. Johanna esperó a que contestase, pero no lo hizo. Ella formuló otra otra pregunta:

-¿Y cómo sabes tu eso?

El contramaestre tampoco contestó esta vez, tan solo se limitó a sacarse del bolsillo un trozo de cuerda deshilachada y a dejarlo sobre la mesa. Johanna se lo tomó como una invitación para examinarla. Era un trozo de cuerda normal, sin nada en especial aparte de estar medio deshecha.

-¿Qué quiere decir?-Preguntó según devolvía la cuerda a la mesa.

-Aún no lo sé.-Contestó Lenny.-Pero esto es un mal presagio.

-No, solo es una cuerda.-Terció Johanna.

Lenny negó con la cabeza.

-Tú no lo entiendes porque no tienes el don, pero esto no es una cuerda normal. Indica que cosas malas van a pasar en un futuro cercano. O lejano, eso no está claro. Pero sé que ver contigo Joe, ándate con ojo y no te fíes de nadie.

Los ojos del hombre parecieron oscurecerse según acabó su discurso. Johanna se quedó desconcertada sin saber muy bien que contestarle. ¿Que podía decirle? “Lenny, háztelo mirar porque me parece que estás perdiendo la cabeza” no era una opción. Al final optó por callar. Johanna recordó entonces una cosa: antes de ingresar en el barco y hacerse contramaestre, Lenny había sido una especie de hechicero vidente, y además era conocido por acertar siempre en sus profecías, alguien se lo había contado alguna vez.
El hombre pareció darse cuenta entonces de que tenía un tazón de guiso enfrente y comenzó a darle sorbitos pausadamente. A Johanna aún le quedaba la mitad de su ración, pero ya no tenía hambre, se le había puesto el estómago revuelto.

14 comentarios:

  1. Guau, y que cosa mala sucederá? ahaha me ha encantado un beso cielo
    http://macherieladyartiste.blogspot.com.es/2013/01/no-tiene-por-que-ser-una-princesa.html#comment-form

    ResponderEliminar
  2. Humm... ¡ahora no podré dormir bien! Bueno, de todos modos esta noche nos visitan personas especiales e.è así que tampoco dormiré mis horas necesarias x] Como siempre, genial Luba. Un beshín :3

    ResponderEliminar
  3. Genial luba... Esto empieza a tomar forma! Es genial pero he visto un fallito de esos que te despistas, cuando al principio pones: dispuestas en paralelamente donde se reunía toda la tripulación. No sería dispuestas en paralelo? Y :Pero sé que ver contigo Joe, ándate con ojo y no te fíes de nadie.

    Bueno, que me encanta!!!! Un besito :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajajaja sii, es verdad, gracias por decirmelo, ahora lo corrijo :D

      Eliminar
  4. Lubaaa me encanta tu blog, por eso te he elegido como uno de los 15 mejores blogs. http://comosobreviviralos16.blogspot.com

    ResponderEliminar
  5. Vaya mal rollo... :S Por favor que esa predicción sea de un futuro lejaaaaano lejanísimo (aunque no creo, ¿verdad? jaja)
    Muchos besos y feliz año

    ResponderEliminar
  6. Hola me encanta como escribes y la historia ya ni te cuento te importaria pasarte por mi blog y decirme que te parece es este http://unmundoquenoesloqueparece.blogspot.com.es/
    graciaas un beso

    ResponderEliminar
  7. Esta muy bien la historia :3 No sé si haré eso de los 15 mejores blogs, porque me da una perezaaa... xD Pero agradezco mucho el detalle, de verdad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero que vaga que eres, ¿eh? Jajajaja nah, tranquila, si no lo quieres hacer no lo hagas xD Gracias por pasarte :)

      Eliminar